Concebidos como auténticos proyectos arquitectónicos, las pasarelas desarrolladas por AMO permiten un alto grado de experimentación creativa que entra en diálogo con el carácter innovador de Prada.
Desde su primera colaboración en 2004, cada año AMO —el think tank de OMA, la oficina de Rem Koolhaas— diseña para Prada las escenografías en las que la firma de moda milanesa presenta sus colecciones. Planteando cuestiones como la relación del espectador con la moda, la jerarquía de la industria, o el uso de los espacios performativos, los proyectos de AMO transmutan espacios industriales, como los de la sede del grupo en vía Fogazzaro o los de la Fondazione Prada —construida por OMA en una antigua destilería en 2015—, en impactantes escenarios que convierten las pasarelas en auténticas experiencias sensoriales protagonizadas por la moda tanto como por la arquitectura. La configuración de los espacios no está necesariamente relacionada con la colección que se presenta, sino que busca desafiar las convenciones establecidas situando al público en una posición inesperada o reinventando la manera de desfilar. A través de recursos como la iluminación, la materialidad o el color, las pasarelas evocan escenas teatrales, paisajes extremos o ambientes futuristas inspirados en diferentes referencias culturales o artísticas que trasladan al espectador a un territorio onírico.

Como resultado de la colaboración entre AMO y Prada, los desfiles de la firma italiana se han convertido en impactantes eventos que modifican y alteran la percepción del espacio industrial donde se desarrollan los mismos.





Las pasarelas están inspiradas en diferentes referencias culturales o artísticas como el teatro, el paisaje o la ciudad; y llevan al límite recursos expresivos como la iluminación, la materialidad o el color.



600 cubos de espuma azul crean una retícula uniforme de asientos donde se distribuye el público, de manera que se multiplican los recorridos del desfile y se transforma el punto de vista del espectador.
