Diseñado por Ateliers Jean Nouvel, el Museo Nacional de Catar evoca las formas fluidas de las dunas a través de la concatenación de superficies inclinadas que guían al visitante a lo largo del recorrido.
Inspirado en las caprichosas formas de los cristales de la llamada rosa del desierto, el museo utiliza su expresividad para establecer un nexo entre la cultura beduina y la modernidad global. Un sistema orgánico de discos intersecados se extiende en torno al antiguo palacio Amiri, generando un recorrido ondulante en su interior: un viaje a través del pasado, el presente y el futuro del país. El Museo Nacional de Catar es una apuesta de Jean Nouvel por la innovación estructural como respuesta a la búsqueda de identidad formal. Con 40.000 m2 de superficie cubierta, el edificio está rodeado por un parque de 112.000 m2 que reinterpreta el paisaje desértico de Catar. Situado en el extremo sur de la Corniche —el paseo marítimo que recorre la bahía de Doha— el museo es el primer monumento que se puede contemplar desde el nuevo aeropuerto internacional, convirtiéndose así en la imagen de bienvenida a la ciudad.
La estructura está constituida por una serie de discos de sección esférica con distintos diámetros y curvaturas variables. Los elementos verticales son el soporte del edificio y transmiten el resto de cargas desde los planos horizontales hasta la base. En los intersticios entre ellos aparecen los vidrios con las carpinterías empotradas, de forma que desde el exterior aparentan no tener marco. El diseño responde al clima local: los grandes voladizos crean espacios en sombra, los materiales son autóctonos y la inercia térmica de los discos reduce las necesidades de enfriamiento.








